Camino a La Ciénega Municipio de La Perla, Orizaba, Ver.
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1.- TOTONACAS - TOTONACATL |
Del nombre
De acuerdo con el
Diccionario de la Lengua Náhuatl o Mexicana, el término totonaca es el plural
de totonacatl y se refiere a los habitantes de la provincia de
Totonacapan. Algunos autores han señalado que el término "totonaco"
significa "hombre de tierra caliente".
En la lengua
totonaca este vocablo se compone por los términos tu'tu o a'ktu'tu referente
al número "tres" y nacu' que significa "corazón". Los
totonacas emplean este término en el sentido de que Cempoala, Tajín y el
Castillo de Teayo son los tres centros representativos del grupo; los tres
centros o tres corazones de su cultura.
Localización
Los totonacas
habitan a lo largo de la planicie costera del estado de Veracruz y en la
sierra norte de Puebla, donde predomina un paisaje montañoso.
En el estado de
Puebla los municipios que tienen un número importante de hablantes de esta
lengua son Ahuacatlán, Amixtlán, Camocuautla, Caxhuacán, Coatepec, Galeana,
Huehuetla, Huauchinango, Hueytlalpan, Ignacio Allende, lxtepec, Jalpan,
Jopala, Jonotla, Olintla, Pantepec, San Felipe Tepatlán, Tepango,
Tepetzintla, Tlacuilotepec, Tuzamapán de Galeana, Zacatlán, Zapotitlán,
Zihuateutla, Zongozotla, Zoquiapan y la capital del estado. En Veracruz, los
municipios que destacan por su densidad de hablantes de totonaco son:
Cazones, Coahuitlán, Coatzintla, Coxquihui, Coyutla, Chumatlán, Espinal,
Filomeno Mata, Mecatlán, Gutiérrez Zamora, Papantla, Tecolutla, Tlahuatlán y
Zozocolco.
Infraestructura
Actualmente,
cualquier comunidad con más de 600 habitantes tiene por lo menos una escuela
primaria, y cada municipio por lo menos una secundaria. Las poblaciones de
Huauchinango, Papantla, Zacapoaxtla y Zacatlán cuentan con una preparatoria,
hospitales y centros de salud; las comunidades más aisladas dependen de las
clínicas médicas del IMSS-Solidaridad.
Antecedentes
históricos
El antiguo
Totonacapan tenía como límite norte el río Cazones, al sur el río Papaloapan,
al oeste llegaba hasta Acatlán de Pérez en Oaxaca y al norte limitaba con la
sierra de Puebla. Durante el Horizonte Preclásico o Remojadas Inferior, su
población tuvo contacto con poblaciones de los valles de Puebla, Tlaxcala y
la Cuenca de México. A fines del Preclásico e inicios del Clásico, en la zona
de río Blanco Papaloapan (de contacto olmeca) hubo fuertes movimientos de
población hacia la costa y el centro de México; ésta participó en el proceso
de formación de la cultura teotihuacana.
En el periodo
Clásico Temprano o Remojadas Superior 1 aparece el barroquismo, en las formas
y el empleo de moldes para la cerámica. El Horizonte Clásico o Remojadas
Superior II (siglos VI-IX) es el periodo de mayor esplendor, su mayor exponente
es el Tajín. Para fines del siglo IX, la cultura totonaca entra en
decadencia.
En el Postclásico
Temprano o Tolteca (900-1200) se generalizó la metalurgia; se incrementaron
los intercambios con los pueblos del valle de Puebla, Tlaxcala y la Cuenca de
México, y se difundió el uso del calendario tolteca-mexicano.
En el periodo
Postclásico Tardío o Histórico (1200 a 1521) los totonacos fueron dominados
por la Triple Alianza, sujetos a fuertes tributos y a la represión de sus
insurrecciones.
Con el fin de
quitarse el yugo mexica, este grupo apoyó a los españoles en la conquista de
México; pero ellos a cambio les impusieron una nueva religión y fuertes
servicios. El contagio de enfermedades devastó en 90% a la población india.
Las autoridades
totonacas pervivieron hasta mediados del siglo XVII, cuando los españoles
dividieron sus jefaturas y constituyeron los llamados "pueblos de
indios", para tener más control sobre ellos. Los siglos XVII y XVIII
fueron de relativa tranquilidad para los totonacas, la escasez de metales en
la zona y las dificultades para el acceso no la hacían atractiva para los
españoles. Su relativo aislamiento les permitió reorganizar sus sistemas
culturales en formas autónomas frente a la dominación española; a veces
lograban negociaciones, a veces se enfrentaban al genocidio.
En el siglo XIX,
los totonacas participaron en el movimiento independentista con su líder
Serafín Olarte. En 1836-1838 Mariano Olarte, hijo de Serafín, encabezó una
insurrección aliado con los federales, en contra de los centralistas. Bajo el
gobierno de Santa Anna su territorio fue dividido, la franja costeña fue
cedida a Veracruz, con lo cual el estado de Puebla perdió su salida al mar;
los totonacas se separaron entre los de la costa y los de la Sierra. Durante
el periodo republicano en la Sierra de Puebla se afianzó el Grupo de los Tres
Juanes de la Sierra Norte de Puebla, liberales de importancia política en el
ámbito regional, estatal y federal, que participaron en la Batalla del 5 de
Mayo en Puebla, al frente de tropas indígenas nahuas y totonacas. Este grupo
impulsó cambios en la educación, obras públicas, y un sistema de plazas
comerciales mestizas. Su injerencia en la región significó la apertura de
espacios para los mestizos, pues al mismo tiempo propiciaron el despojo de
tierras a los indígenas debido a los "deslindes".
La Revolución
mexicana coincidió con un debilitamiento del poder de los Juanes. Los
indígenas se lanzaron a recuperar sus tierras; muchas comunidades lograron
sus objetivos y expulsaron violentamente a los mestizos de ellas, pero en los
años treinta los mestizos logran recuperar algunas tierras.
La industria
petrolera establecida en la costa veracruzana a fines del siglo XIX, en su
continua expansión, ha privado a muchos indígenas de sus tierras y no ha sido
capaz de absorber la mano de obra desplazada.
Lengua
El idioma
totonaco y el tepehua pertenecen a la familia totonacana, y son parte del
tronco macro-maya. El censo de 1990 registró 207 876 hablantes de esta
lengua; la mayoría de ellos reside en Puebla y en Veracruz, además en el
Estado de México, Distrito Federal, Quintana Roo, Tlaxcala, Tamaulipas,
Campeche, Hidalgo y en menor proporción en Jalisco.
Salud
Sus médicos
tradicionales son parteras, curanderos y brujos indígenas o mestizos. Las parteras
auxilian a las mujeres durante la gestación y el parto; proporcionan cuidados
especiales a la madre e hijo mediante baños de temazcal y plantas
medicinales. Ellas creen en la influencia de la luna sobre las mujeres y en
la dicotomía de lo frío y lo caliente; algunas utilizan fármacos alópatas.
El curandero
totonaco conoce el uso de las plantas medicinales para aliviar los males
físicos y mentales, cura el cuerpo y el alma. Recurren a sus servicios tanto
indígenas como mestizos; cura a hombres y a animales. Cobra por sus servicios
según la enfermedad y la seriedad del caso; adquiere su oficio por las
enseñanzas de un especialista. A veces sufren la persecución de las
autoridades municipales por recetar sin licencia médica.
El brujo posee
poderes sobrenaturales que no tiene el curandero; conoce el uso de las
plantas, sabe cómo hacer hechizos y maleficios. Ha obtenido su poder de
fuentes sobrenaturales; puede hacer que una persona recobre la salud, la
pierda y hasta causarle la muerte. Su maleficio sólo puede contrarrestarlo
otro brujo más poderoso. Acusado de tener pacto con el demonio, sin embargo,
suele ser un hombre religioso que se considera a sí mismo católico. En su
casa tiene un altar con flores, figuras de santos, veladoras y figuras
recortadas de papel amate, que representan a los seres sobrenaturales. Los
brujos suelen ser consultados también por mestizos; ocupan una posición de
poder, paralela al sistema de cargos y generalmente tienen una posición
económica holgada.
Además de ellos,
algunas religiosas católicas se encargaron de dispensarios médicos;
misioneros protestantes atienden en sus templos; y los pentecosteses realizan
"curaciones milagrosas" mediante oración.
Vivienda
En la zona de
Papantla la casa totonaca es de planta rectangular o cuadrada, con techo de
zacate, palma u hoja "misanteca". Las paredes son de varas
colocadas verticalmente, algunas están recubiertas con lodo. La casa consta
de una sola habitación empleada como cocina y dormitorio. En los solares
crían aves de corral y tienen un temazcal para los baños de vapor; en algunas
casas que producen miel cuelgan los panales en las paredes.
En la zona de
Jalapa, la casa tiene un tapanco para almacenar maíz y para colgar las
mazorcas que se emplearán como semillas. Las casas católicas cuentan con un
altar en el que colocan imágenes religiosas. El uso de materiales
industrializados para la construcción de casas va en aumento.
Artesanías
En general, las
artesanías totonacas son para uso familiar y ceremonial. Se confecciona
indumentaria tradicional que consiste en faja, blusa y quexquémitl; gran
parte de ella se hace en telar de cintura, y sólo algunas veces con telas
industrializadas; además, en el telar se elaboran servilletas, manteles y
toallas. Los totonacas de Papantla utilizan el hilo de algodón o de acrilán,
y tejen con la técnica de confitillo, cuyo terminado final queda con una
textura afelpada. Además se fabrican cestos, vasijas, juguetes e incensarios
de barro; máscaras de madera y ornamentos de palma.
Territorio,
ecología y reproducción social
Actualmente los
totonacas conservan estrategias ancestrales de aprovechamiento de los
microagroecosistemas; poseen parcelas de tierra en diferentes altitudes y
sobre laderas con distintas pendientes, así diversifican su calendario
agrícola, siembran diversos productos y aprovechan mejor la fuerza de trabajo
familiar.
A mediados del
siglo XIX se les impuso el cultivo de algodón, remplazado después por la caña
de azúcar, que entró en crisis por su poca rentabilidad. Posteriormente se
les impuso el café, cultivado intensiva y extensivamente; por su alto precio
mejoró el estándar de vida de los totonacas, pero los hizo más dependientes
de alimentos traídos de fuera. El intento de diversificar la producción
agrícola y ganadera acarreó fuertes inversiones, a veces incosteables, ante
el mercado deprimido para sus productos.
En la zona
costera la industria petrolera ha contaminado el agua y el suelo. Los bosques
templados en la sierra norte de Puebla y la selva tropical húmeda de las
llanuras veracruzanas sufren una tala inmoderada; esto ocasiona la
desaparición de fauna que era para los totonacas una importante fuente
alimenticia. Se han extinguido el venado cola blanca, el venado temazate, el
jabalí o pecarí de collar y probablemente el tepezcuintle.
La reproducción
social de los totonacas se basa en la diversificación de sus grupos
domésticos o familias, tanto nucleares como extensas.
A principios del
siglo XX, los totonacas de la Sierra migraban temporalmente a comunidades
totonacas de la costa veracruzana. A partir de los años cincuenta, con la
apertura de carreteras y el fortalecimiento del sistema educativo, sus
desplazamientos fueron hacia las ciudades cercanas y el Distrito Federal.
Actualmente se observan inmigraciones permanentes y temporales, estas
últimas, de corto, mediano o largo plazo. Los estados con mayor población
totonaca son Veracruz y Puebla; les siguen el Distrito Federal, el Estado de
México, Quintana Roo, Campeche, Tlaxcala y Tamaulipas. La migración se da por
la escasez de empleo, de tierras y condiciones de marginalidad social; o por
la búsqueda de mayores expectativas económicas, sociales y educativas en las
ciudades.
Organización
social
Entre los
totonacas domina la familia extensa. Un nuevo matrimonio procura vivir cerca
de la familia del marido. La herencia de padres a hijos se efectúa hasta la
muerte del padre; cuando esto ocurre se forman nuevas unidades domésticas.
Los totonacas de
la Sierra heredan al primogénito; los totonacas de la costa reparten la
herencia en partes iguales entre los hijos varones. Los hombres de una
elevada posición económica suelen tener más de una esposa.
El matrimonio se
realiza a temprana edad, y tradicionalmente un intermediario hacía la
petición de la novia; en la actualidad, la novia es "robada" sin
una petición formal. Aún se acostumbra el "pago" por la novia. Esto
es como una compensación por la fuerza de trabajo que la mujer daba a su
familia y que se pierde; se paga con bienes, dinero o trabajo.
El compadrazgo
entre los totonacas crea una red en las relaciones personales y laborales.
Hay compadres de bautizo, de matrimonio, y de sepultura. Se tiene noticia de
una ceremonia para iniciar a un niño a la sociedad totonaca, que es cuando
cumple ocho años. La fiesta dura varios días y se conoce como el banquete de
los compadres, o el "compadres tlacuas"; esta ceremonia está en
riesgo de desaparecer o se realiza clandestinamente.
Cada adulto varón
dedica un día de la semana al trabajo comunitario o faena. Los mestizos y los
totonacas adinerados pagan este servicio a las autoridades. La faena se basa
en cuadrillas conformadas por trabajadores que residen en un mismo barrio de
la comunidad; los protestantes conforman una cuadrilla que sólo trabaja en
asuntos desligados de la religión y no consumen alcohol.
En el sistema de
cargos religiosos están en primer término los fiscales, después los
mayordomos y por último los topiles. El topil es un hombre soltero que vigila
la iglesia y hace las veces de mandadero; los mayordomos patrocinan las
fiestas patronales. Existen de cuatro a ocho fiscales que forman un consejo
de ancianos que supervisan las ceremonias, las fiestas y eligen a los
ocupantes de los cargos. El escaso prestigio que ofrecen estos cargos los
hacen cada vez menos atractivos.
Los cargos
civiles son el de presidente municipal, secretario (tan importante como el
primero), agente del ministerio público, juez auxiliar, juez de paz,
tesorero; regidores de hacienda, salubridad, obras públicas, agricultura y
educación; y policía. Los cargos se ejercen por tres años a excepción del de
secretario que dura más tiempo. Los mestizos tienden a acapararlos. Los
jueces y el agente del ministerio público administran la justicia en el
interior de las comunidades, en caso de delitos graves se recurre a las
autoridades externas. El ejército federal interviene cuando ocurren delitos
relacionados con el tráfico de armas, el cultivo de enervantes y asesinatos
masivos.
Cosmogonía y
religión
El sistema de
creencias de los totonacas es sincrético; en él se da la combinación de
símbolos y de signos reelaborados en mitos, rituales, ceremonias, etcétera,
cuyo origen se encuentra en la cultura indígena mesoamericana y en aspectos
del cristianismo popular ibérico. El catolicismo de los indígenas totonacas
combinó elementos de ambas tradiciones para crear una religiosidad propia;
ésta enfatiza la existencia de seres sagrados que tienen dominio sobre
aspectos y entornos particulares del mundo, como son iglesias, cuevas o
cerros.
Los seres
sagrados, como los santos católicos y las imágenes prehispánicas denominadas
"antiguas" que tienen poderes mágicos, exigen atención por parte de
los hombres; por esto hacen las celebraciones religiosas, a cambio de las
cuales ellos retribuyen con salud, buenas cosechas y bienestar en general.
Son los curanderos y brujos quienes conocen mejor esta "costumbre"
o tradición cultural.
Algunos de estos
seres se vinculan con la agricultura; el sol, Chichini, es el dueño del maíz
y se le asocia con las diferentes figuras de Cristo. En la mitología
totonaca, éste aparece como un héroe civilizador que encuentra el maíz y
enseña a la humanidad cómo sembrarlo y cosecharlo. La luna es un ser sagrado
masculino, también llamado Manuel, que atrae a las mujeres y es útil en las
peticiones de magia. Es rival del sol y lucha contra él durante los eclipses.
El dueño de los
truenos, Aktsini, hace llover e influye en la milpa. Se le asocia con algunos
seres celestiales, como los arcángeles de la tradición católica y el apóstol
Santiago. El trueno es uno de los dioses totonacas más antiguos, es
representado como un viejo y se le relaciona con el agua. A la Virgen María
la vinculan con el agua de los pozos y de los manantiales. El señor del monte
o dueño de los animales cuida del bosque y de la fauna que allí habita; para
cazar o talar los árboles se le debe pedir permiso a él. A pesar de la caza y
la tala inmoderada, aún se le tiene un gran respeto.
A partir de la
década de los cincuenta, el Instituto Lingüístico de Verano se dio a la tarea
de convertir a la población indígena al protestantismo; sus tácticas de
conversión dividieron a muchas comunidades en facciones religiosas, que en
ocasiones llegaron a enfrentamientos. En los últimos seis años su presencia
se ha reducido. A finales de los años setenta se fundaron templos
Pentecosteses en la zona cuya doctrina tuvo gran aceptación entre los
totonacas.
Fiestas
La fiesta más
importante es la del santo patrón; algunos santos de los pueblos vecinos son
llevados a donde se celebra la fiesta patronal; se realizan actividades
deportivas, comerciales y religiosas (bautizos y confirmaciones). La fiesta
dura tres días y termina con un baile.
Una celebración
importante en la región es la de Semana Santa; en estos días salen en
procesión las imágenes de Jesucristo, Jesús Nazareno, Santo Entierro y la
virgen de Dolores. Entre los totonacos esta fiesta se relaciona con el sol,
pues transcurre en la temporada de sequía y se hacen referencias a Cristo,
asociándolo con el sol.
Otra celebración
en la que participa toda la comunidad es la de día de muertos. En las casas
colocan un altar con ofrenda; y las familias visitan el panteón para comerla
allí; las campanas repican día y noche. Los protestantes evitan el alcohol y
los gastos excesivos.
Las fiestas
implican fuertes gastos, mismas que, tanto protestantes como creyentes se
rehúsan a sufragar. Tradicionalmente la fiesta patronal era costeada por un
mayordomo y su familia; ahora, la Iglesia católica recomienda la formación de
varios grupos que solventen los gastos. En las fiestas totonacas no puede
faltar la danza; la más conocida es la de Los Voladores, que contiene
elementos de simbolismo solar, y ha logrado fama internacional. Otras danzas
son las de Moros y Cristianos, Tocotines, Negritos, Tambulares, Tejoneros,
Pastores y Huehues.
Relaciones con
otros pueblos
Las relaciones
entre nahuas y totonacas han sido históricamente conflictivas; éstas
tensiones persisten en la actualidad. La presencia de nahuas en la región es
resultado de varios procesos históricos, como son la introducción de
guarniciones militares mexicas para controlar a los totonacas, o por
desplazamientos masivos de nahuas a sus territorios.
La presencia
mestiza entre los totonacas de la Sierra es reciente. Durante la Colonia, los
españoles preferían asentarse en la Bocasierra aunque había sacerdotes en
unos 16 pueblos totonacos y ciertos funcionarios cuya presencia era breve. En
la costa veracruzana los totonacos sufrieron una mayor presión de los
españoles debido al control de los puertos naturales. El drástico descenso de
la población totonaca debido a las epidemias en el siglo XVI, permitió a los
españoles repartirse las tierras y emplearlas para la explotación ganadera y
en plantaciones, e introducir esclavos de origen africano. La población negra
reformula las relaciones interétnicas, en muchos casos los esclavos son
empleados como auxiliares militares de los españoles para controlar a los
totonacas.
En el siglo XIX
se asentó población mestiza en la Bocasierra, donde están los grandes centros
económicos; ellos introdujeron programas educativos en la región e
implementaron programas de aculturación para la población totonaca; además,
los comerciantes mestizos afianzaron una red comercial. En el siglo XX, en la
zona de Xocotepec de Juárez, se fortaleció la presencia de campesinos
originarios de otras partes del país, quienes recibieron dotaciones de
tierras, por ello muchos indígenas totonacas perdieron las suyas. Actualmente
existen serios conflictos interétnicos y clasistas.
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2.- NAHUAS DE VERACRUZ |
Del nombre
De acuerdo con
Brinton, náhuatl significa "el que habla con autoridad o
conocimiento", que es superior, competente, astuto. El sentido real del
término nahuatlaca (náhuatl y tlácatl) es "la gente superior, la gente
que manda".
Los actuales
nahuas se llaman a sí mismos macehuale y traducen este término como
campesino, que podría provenir de la antigua división clasista de la sociedad
nahua entre pillis (la élite) y macehuales (el pueblo, los campesinos), pues
se supone que la mayoría pertenece a la clase campesina.
La palabra
náhuatl puede derivarse de la tradición tolteca y referirse a una nación
dominante, organizada en cuatro grandes regiones geopolíticas. Los toltecas
hablaban lengua náhuatl, la cual fue adoptada posteriormente por otros
grupos. Durante la hegemonía mexica, el náhuatl fue la lengua oficial en
Mesoamérica, por cuanto la aplicación a los aztecas del término nahuatlaca
significaba la gente que manda. Actualmente no existen los nahuas, en tanto
nación que manda, sino macehualmej: los campesinos.
Localización
El estado de
Veracruz se localiza al oeste y sureste de la República Mexicana, entre los
paralelos 17°7’ y 22°28’ de latitud norte y entre los meridianos 0°29’ y
5°32' de longitud oeste, en la denominada zona intertropical.
Los nahuas de
Veracruz se localizan en 14 municipios de la región norte Huasteca; 20 de la
región centro Orizaba-Córdoba y en cinco municipios de la región sur
Istmo-Coatzacoalcos. Los municipios con mayor número de hablantes de náhuatl
son: Chicontepec, Ixhuatlán de Madero, y Benito Juárez en la región huasteca,
además de Tehuipango, Soledad Atzompa, Zongolica y Mecayapan.
Infraestructura
En esta zona
existen planteles educativos de nivel básico y medio a cargo de la Secretaría
de Educación Pública (SEP), en colaboración con la Comisión Nacional Para el
Desarrollo de los Pueblos Indígenas (CDI), antes Instituto Nacional
Indigenista (INI), y la Dirección General de Educación Indígena.
En las
localidades indígenas las obras de infraestructura para la red de agua
potable, alcantarillado y energía eléctrica han estado a cargo de la
Secretaría de Asuntos Hidráulicos y Obras Públicas, Secretaría de Desarrollo
Urbano y Ecología, y Secretaría de Obras Públicas del estado; la CDI ha
desempeñado la gestión intersecretarial.
Antecedentes
históricos
En este
territorio, desde antes de la llegada de los nahuas aztecas, había tepehuas,
otomíes, totonacos, huastecos y nahuas toltecas; en la época prehispánica fue
conocido, según Byam Davis, como Xiuhcoac, es decir, "serpiente de
turquesas".
Conflictos
políticos provocaron la invasión de nahuas toltecas antes del surgimiento de
la Triple Alianza. Posteriormente, procesos de migración y colonización
originaron la fundación de diferentes asentamientos. La provincia de Zicoac
se mantuvo independiente del llamado imperio azteca, que varias veces intentó
conquistarla: Moctezuma Llhuicamina, en 1440; Tizoc, en 1481-1486; Ahuizotl,
en 1486-1502; y Moctezuma II, en 1502-1520.
Demografía
En 1990, los
hablantes de lenguas indígenas a nivel nacional eran 5 282 347, de los cuales
1 197 328 hablaban nahua, cifra que representa el 22.67% de la población
indígena a nivel nacional. En el estado de Veracruz se registraron 580 386
hablantes de lengua indígena, de los que 294 711 fueron nahuas, los cuales
conforman el 50.77% de la población indígena de Veracruz.
La región de la
Huasteca veracruzana está formada por 47 municipios; en 20 de ellos el
náhuatl es la lengua principal, en 16 el totonaco, en ocho el huasteco, en
dos el otomí y en uno el tepehua.
En los municipios
de la Huasteca la población bilingüe es de 118 390 personas, de las cuales 20
259 son monolingües. Los municipios con mayor monolingüismo son Llamatlán,
Benito Juárez y Zontecomatlán. De acuerdo con el número de hablantes, la
lengua más importante es el nahua: 89.50%, con 128 751 personas de más de
cinco años; le siguen el otomí, con una población de 7 668, el huasteco con
80 personas y el totonaco con tres hablantes registrados.
En Veracruz los
municipios que concentran al mayor número de hablantes de náhuatl son
Chicontepec, con 41 223, 23 634 en Zongolica; 21 251 en Ixhuatlán de Madero;
12 628 en Mecayapan; 11 645 en Benito Juárez; Tehuipango cuenta con 10 277 y
Soledad Atzompa con 10 268.
Lengua
Los
descubrimientos de la glotocronología asignan al yuto-azteca, tronco
lingüístico al que pertenece el nahua, una antigüedad aproximada de 45 a 47
siglos. La lengua nahua se encuentra en un eje idiomático de sur a norte en
el siguiente orden: nahua-pimanahopi-tubatulabal-mono.
Los cuatro
dialectos del náhuatl actual son: nahua del oeste: municipio de Toluca (por
el Nevado de Toluca), Michoacán, Guerrero, y en Xoxocotla y Cuernavaca
(Morelos); nahua central: valle de México, Huauchinango (Puebla), Tlaxcala,
valle de Puebla y Amilpas, así como el extinto cazcán de Jalisco; nahua
septentrional: en la Huasteca (parte de los estados de San Luis Potosí,
Hidalgo, Veracruz); nahua del este: sierra de Puebla, centro de Veracruz, pipil
de Tuxtepec (Oaxaca) y de Acula, Tuztla, pipil de Centroamérica.
Salud
Como para otros
grupos indígenas, para los nahuas de Veracruz algunas enfermedades sólo
pueden ser tratadas por especialistas, quienes realizan terapias
tradicionales y utilizan plantas medicinales de la región, combinadas en
algunos casos con medicina alópata. Algunas de estas enfermedades son la
pérdida de la sombra, el susto, el daño, etcétera.
Asociada a la
ceremonia de "darle de comer a los elotes", se realiza el pepentle,
que es una ceremonia de curación para evitar los males en las personas, los
objetos de la casa y los animales domésticos. Mediante el pepentle, el
huehuetlaka (especialista), junto con el maíz y los padrinos, ayudados por
los santos católicos y dioses indígenas, capturan la enfermedad o el mal que
pueda haber. Los padrinos sujetan al ahijado mientras que el huehuetlaka le
hace una limpia con dos mazorcas y lo sahúma con copal.
Vivienda
Para la
construcción de su vivienda, los nahuas piden la ayuda de familiares y
parientes. Si no cuentan con este tipo de trabajo, llamado "mano
vuelta", contratan peones. La comida del mediodía es obligación del
dueño de la casa. Las casas son de madera, otates, hojas de palma real,
zacate y hoja de caña que se encuentran en la zona, y se compran tejas y
láminas para los techos a vendedores foráneos.
Las casas son de
forma rectangular, divididas en cuadros; algunas tienen un tapanco de tabla u
otate para guardar enseres domésticos y parte de la cosecha. Alrededor de la
casa se lenvanta una cerca de tiras de otate, recubiertas de bajareque (barro
revuelto con zacate colorado) y se colocan ventanas pequeñas y puertas de
madera.
Cuando la casa
está terminada, se hace una ceremonia en sábado o domingo, o de martes a
jueves, porque el viernes es día de brujos y el lunes es día de las ánimas.
Los nuevos dueños consiguen un curandero y ponen ofrenda, que se compone de
flores, ceras, velas, pan, huevos, dos gallinas y un gallo, aguardiente,
tortillas, café, caldo blanco con pechuga y refrescos. El dueño busca a dos
mujeres para que ayuden a la señora a hacer la comida, y a dos señores para
que ayuden al curandero.
El curandero
realiza un ritual en el techo de la casa y dentro de la habitación, donde
nueve cruces de madera "comerán" la ofrenda; después, el curandero
invita a los presentes a "levantar" (comer) la ofrenda. El
curandero hace una cruz de pétalos de cempoal y pone ofrenda en cada horcón.
En cada esquina echa ajosmecatl y ajo. En el techo de la casa pone de ofrenda
el tamal de gallo, prende una cera durante un rato, arroja aguardiente y
reza; después destapa el tamal y lo ofrece. Al terminar los rezos, levanta el
tamal y baja del techo.
Indumentaria
El traje
tradicional femenino de gala, consta de quechquémitl, blusa y enagua. El quechquémitl
y la enagua se tejen con hilaza blanca de telar de cintura, y se bordan en
las orillas con estambres en punto de gobelino, con figuras geométricas,
zoomorfas, antropomorfas y vegetales. La boca del quechquémitl se remata con
bordados de punto de ojal compuesto, y los lienzos se unen con punto de randa
en estambres de colores. La blusa es de bata ceñida en la parte alta del
busto, hombros y espalda y hasta abajo de la cintura se despliegan faldones
plisados a partir de la bata. Toda la blusa lleva amplios y coloridos
bordados de punto de cruz.
El traje de uso
diario consta de enaguas de colores brillantes, verde o azul, adornadas en la
bastilla con dos o tres tiras de encaje blanco y/o listones de colores, blusa
blanca de manta con bordados en punto de cruz, delantal sobre las enaguas y
un lienzo rectangular de color negro amarrado sobre la cabeza, y con un nudo
en la nuca que deja una punta que cae sobre la espalda.
Las camisas de
los hombres llevan bordados de diferentes figuras y colores, distintivos que
los identifican con su comunidad.
Artesanías
Los nahuas del
norte de Veracruz elaboran productos artesanales de alfarería, carpintería,
cestería, textiles tejidos y bordados. Las mujeres elaboran textiles y
cerámica. En telar de cintura hacen bordados en punto de cruz, tejen lienzos
para mamali, que son un tipo de rebozo de hilaza blanca con bordados de chizo
en uno de los extremos, sobre el lienzo terminado se bordan con punto de
gobelino figuras geométricas y florales; además, tejen fajas o ceñidores de
un solo color o en franjas.
Elaboran objetos
de alfarería para uso doméstico y objetos de uso ritual: candeleros,
copaleros y juguetes, utilizando arena de las riberas de los ríos, arcillas y
rocas calcáreas. Las piezas de uso ritual las recubren con tierra blanca y
roja. Dejan las piezas en la sombra para que se sequen a la temperatura
ambiente, enseguida las cuecen al aire libre y después las cubren con madera
de jonote, otate y ortiga. La mejor temporada para la alfarería es en
vísperas de Todos Santos.
Territorio,
ecología y reproducción social
La Huasteca
veracruzana está inmersa en las provincias fisiográficas de la Llanura
Costera del Golfo, que abarca desde el río Bravo hasta la zona de Nautla en
Veracruz y la de la Sierra Madre Oriental. En la Llanura Costera del Golfo se
encuentra la subprovincia de las "Llanuras y Lomerios", que se
extiende desde Tampico, Tamaulipas, hasta Misantía, a la que corresponden
parte de los municipios de Chicontepec y Platón Sánchez. La subprovincia del
"Corzo Huasteco" pertenece a la provincia de la Sierra Madre
Oriental e incluye los municipios de Benito Juárez, Chalma, Chiconamel,
Texcatepec, Tlachichilco, Zontecomatlán y parte de los municipios de Chicontepec,
Ixhuatlán de Madero, Huayacocotla, Platón Sánchez, Tempoal y Temapache.
Los climas de
estas subprovincias son cálidos-húmedos con lluvias todo el año y
cálidos-subhúmedos con lluvias en verano. La precipitación pluvial media
anual oscila entre los 1 200 y 1 500 mm. En esta región se registra una
temperatura media anual que va de los 220C a los 270C.
Debido al rezago
agrario en la demarcación de linderos y la insuficiencia de tierra fértil, la
tenencia de la tierra es uno de sus principales problemas que crea conflictos
entre poblaciones indígenas y mestizas. La propiedad social de ejidos y
comunidades registrada es de 251 486 ha. De esta superficie, el 54.52% está
destinada a labores agrícolas. Temapache tiene 47 225 ha, Ixhuatlán 27 038 y
Chicontepec 20 814. Chicontepec es el municipio con mayor población indígena
y tiene la menor superficie agrícola de propiedad social. Temapache tiene la
mayor superficie y el menor número registrado de indígenas.
La siembra de
maíz en la temporada de lluvias se llama xopaillli y en secas tonamilli. El
día de la siembra, la familia realiza un ritual en el campo, reza y habla con
el maíz, y coloca una rica ofrenda ante el altar. Un mes y medio después
realizan la primera limpia de malezas. A los seis meses levantan la cosecha y
la almacenan en la casa. La cosecha debe ser en temporada de luna llena para
que el maíz no se pique. Rocían calidra entre las hileras (camas) para evitar
que se lo coman los insectos.
La migración es
una de las consecuencias de las precarias condiciones económicas en las que
viven las comunidades indígenas. Recientemente se ha dado inmigración a la
zona nahua del norte del estado en un área que abarca desde Tuxpan hasta
Tempoal por la llanura costera y Huayacocotla, Benito Juárez, Ixhuatlán de
Madero, Llamatlán y Chicontepec en la zona serrana, pues intermitentemente
llegan campesinos de los estados de Hidalgo y Tamaulipas.
A partir de 1978
se inició un movimiento migratorio que culminó en 1981. Esta migración la
originó la explotación de un yacimiento petrolero en el paleodelta de
Chicontepec. Los migrantes fueron trabajadores de Pemex, de la Secretaría de
Salud y del lnstituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), que, entre otros,
dotaron a la zona de red de servicios de salud. Estos movimientos migratorios
modificaron algunos hábitos de la población.
Los indígenas
jóvenes tienen mayor movilidad. Las rutas migratorias se dirigen hacia la
zona cafeticultora de Huauchinango, Puebla, y Jalapa, Veracruz, hacia las
zonas ganaderas de Tuxpan y Poza Rica, Veracruz, y de Tampico, Tamaulipas,
hacia la zona cañera de Ciudad Mante y Xicoténcatl, Tamaulipas, y más al
norte hacia la frontera con Estados Unidos.
Organización
social
La familia se
compone de familia nuclear y extensa. Los compadres, padrinos y ahijados de bautizo,
de pepentle (limpia), de casamiento, de cruz (ceremonia mortuoria) y de
graduación (de primaria, secundaria y preparatoria) son los "parientes
de compromiso". Las relaciones de parentesco son esenciales en la
organización de las actividades cotidianas que permiten la producción y
reproducción.
Todas las
localidades indígenas de la Huasteca son ejidos y la propiedad de la tierra
es comunal. Estas poblaciones están divididas jurídicamente en municipios,
con las subdivisiones internas correspondientes a rancherías, anexos, ejidos
o comunidades. La división económica interna responde a las actividades
sociales y a la división en oficios que complementan las actividades
agrícolas.
La principal
actividad económica es la agricultura, eje de su estructura y organización
social. En el trabajo agrícola se recurre en algunos casos al apoyo comunal a
"mano vuelta", en donde los participantes adquieren un compromiso
recíproco de colaboración. Esta forma de colaboración se extiende a las
labores de beneficio social.
Las enseñanzas
escolares, los partidos políticos y las creencias religiosas católica y
protestante han influido en la organización social de las localidades
indígenas.
Cosmogonía y
religión
La cosmogonía de
los nahuas del norte de Veracruz se expresa en diferentes momentos
importantes de su existencia, mediante la celebración de diferentes rituales
que marcan, por ejemplo, el inicio del trabajo agrícola, el estreno de una
casa, los funerales, iniciaciones, matrimonio, etcétera.
Según los nahuas
de esta región, el cielo está dividido en dos mitades: una es de Dios y otra
del Malo. En el cielo, Dios les reparte el trabajo; los muchachos siembran
maíz, las señoras hacen la comida, cuidan a los angelitos y lavan la ropa;
las viejitas cuidan los pollos, las flores y abrazan a los niños chiquitos.
Los niños maman en las espinas de los árboles de ceiba que tienen forma de
senos. Cuando se muere alguna persona le ponen maíz, agua y comida, porque
cuando va pasando por el camino de Dios el difunto debe tirar maíz para
distraer a los pájaros que lo quieren picotear.
En la otra mitad
del cielo manda el Malo, y ahí llegan los difuntos que mataron o fueron
asesinados, los que hacen brujerías y los que están en dos religiones. El
Malo los recibe, avienta a la lumbre a las personas asesinadas y en el agua
hirviendo a los asesinos y a los que hacen daño. Si los asesinados son
muchachos trabajan en colocar el cercado donde viven, limpian el lugar,
mantienen vivo el fuego y ponen el agua a hervir; cuidan a los animales del diablo,
como lagartos y perros grandes, otros tocan el violín.
Los nahuas
clasifican a los muertos por la forma en que fallecen. A los que mueren de
vejez, las mujeres que mueren en el parto, los jóvenes y niños que mueren por
enfermedad o brujería les hacen la misma ceremonia: bañan el cadáver, le
ponen ropa nueva al cuerpo y lo acuestan frente al altar doméstico
cubriéndolo con flores, le ponen ceras, veladoras y en un incensario queman
copal. Las personas que van al velorio llevan flores, ceras, veladoras, maíz,
frijol, chile, etcétera.
Dentro del ataúd
colocan un plato, una taza, un canuto de carrizo lleno de agua de pozo y con
unos xiles, monedas en una bolsita de tela y una virgen de Guadalupe para que
Dios lo reciba bien en el cielo. Además, realizan una serie de rituales
durante la velación y el funeral. Las mujeres preparan alimentos para los
presentes, como enchiladas de ajonjolí o pollo.
Al terminar el
novenario ofrecen una comida ritual. Después, la señora que lavó la ropa del
difunto barre de nuevo juntando la basura con la ropa o la cobija y el petate
del difunto y lo deja todo entre la maleza cerca de la casa para que se
pudra. El rezandero y la lavandera cobran por sus servicios y les pagan con
dinero.
Los nahuas
veracruzanos consideran que el maíz está vivo igual que una persona y llora
si lo maltratan. Cuando los elotes están tiernos no deben comerse con sal,
porque no se da bien el mateado; también tienen la creencia de que el kukuchi
(huitlacoche) sale porque defecan en la milpa.
Los nahuas realizan
el tlamanes, una ceremonia para la invocación de lluvia que involucra a los
miembros de una comunidad, a varias localidades o a toda una región. Cuando
la temporada de secas amenaza con la pérdida de un sembrado, bañan a San
Antonio y le ponen ofrenda y velas; si esto no es suficiente, piden permiso a
la autoridad local para realizar una ceremonia comunal, y solicitan a otro
pueblo que les preste una virgen reconocida como milagrosa, para ofrecerle
una fiesta y ofrendas. Colocan a la virgen en una capilla adornada y
acompañan los rezos con música de violín y ofrendas. La petición de lluvia
dura 8 o 15 días, y todas las noches se presentan los campesinos ante la
imagen para solicitar buena cosecha. Las ofrendas consisten en ceras, sal,
maíz, frijol, nixtamal, refrescos, pan, café, piloncillo y dinero. Si hay
alguna persona enferma, consigue un padrino de pepentle. Hacen mitote, bailan
las viejitas, niños y señoritas. Al terminar el compromiso regresan la imagen
a la localidad que la prestó y llevan las limosnas, velas y flores que
sobraron. Después de esta ceremonia debe llover a los tres o cuatro días.
Fiestas
Entre sus
principales festividades están las ceremonias agrícolas. La primera es la de
la siembra e involucra a los dueños y a los sembradores, sean peones, o
amigos y familiares que trabajan en "mano vuelta".
La segunda
ceremonia importante es "darle de comer a los elotes". El dueño de
la casa consigue velas de cera, pan, cerveza, aguardiente, jerez, licores,
flores de cempasúchil, madera blanda para tallar flores, cohetes, copal, agua
bendita, servilletas y manteles, maíz, pollos o guajolotes y todos los
condimentos necesarios para la ofrenda que se colocarán frente al altar. Se
invita al especialista, huehuetlaka, a músicos y un grupo de ayudantes
hombres y mujeres. Al centro de la ofrenda se ponen las parejas de elotes: el
maíz blanco es una niña y el amarillo es un niño, ambos se visten con adornos
masculinos y femeninos y se amarran con un paliacate en parejas. En el piso,
bajo el altar principal, se prenden velas de sebo.
Al terminar la
ofrenda en la casa se trasladan a la milpa, donde hacen la ofrenda a la mitad
del terreno. Colocan collares de cempasúchil en las matas del centro de la
milpa y en cada una de las esquinas. Se ofrenda al suelo, rezan y esparcen
agua bendita, después los invitados comen la ofrenda de la milpa y lo que
sobra lo tiran entre las matas como ofrenda a la tierra. Regresan a la casa y
llevan matas con elotes. Los músicos tocan el "mitote" y el dueño
de la casa recibe del huehuetlaka la cosecha. Al finalizar la ceremonia se
ofrece a los participantes comida, cerveza y aguardiente.
En la festividad
de Todos Santos a los difuntos se les ponen varias ofrendas. La primera se
les hace en san Miguel, el 29 de septiembre. La segunda es en san Lucas, el
18 de octubre. A los niños chiquitos se les ofrenda el 31 del mismo mes. El
día de los difuntos grandes es el primero de noviembre y en el octavo día se
les hace la ceremonia del chicontes. La última ofrenda es el 30 de noviembre
en San Andrés.
Relaciones con
otros pueblos
En el estado de
Veracruz los nahuas forman parte de diferentes culturas regionales, porque
están asentados en tres territorios, en los que configuran sociedades
regionales específicas: al norte con los grupos huasteco, otomí, totonaco y
tepehua; en el centro con los grupos zapoteco, mixteco, mazateco, popoloca de
Veracruz, totonaca y chinanteco; y en el sur, con los grupos zapoteco y
popoloca de Veracruz.
Los nahuas
constituyen regiones lingüísticas interestatales: al norte, con los
municipios fronterizos de San Luis Potosí e Hidalgo; en el centro del estado,
con los del norte de Puebla; y al sur, con los municipios cercanos a la costa
del Golfo de México. En los municipios de Ixhuatlán de Madero y Zontecomatlán
interactúan nahuas, otomíes y tepehuas.
El comportamiento
de los mestizos pobres difiere del de los ganaderos y terratenientes a causa
de la diferencia de recursos económicos, pero ambos, en mayor o menor medida,
han adoptado formas culturales indígenas.
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3.- HUASTECOS DE VERACRUZ - TEENEK |
Del nombre
En la literatura
histórica, a los huastecos (teenek) se les llama cuexteca, vocablo
nahua relacionado, según los cronistas, con dos voces del mismo idioma:
cuechtic o cuechtli, que significa "caracol menudo o caracolillo",
y cuexteca, nombre del caudillo que los guió hacia el oriente y cuya figura
se relaciona con Quetzalcóatl en la caída de Tula. El otro nombre: huaxtecos
o guaxtecos, se deriva del sustantivo nahua guaxin, que significa
"guaje", leguminosa comestible.
En su propia
lengua, que pertenece al tronco mayense, los huastecos se autodesignan
teenek, gentilicio de donde derivan teenek cauintalab, palabra o lengua
huasteca, y teenek bitsom, pueblo huasteco. Este vocablo se utiliza en
contraposición a ejek, que significa "negro o mestizo", a thac
tzam, "culebras blancas" o nahuas, y a uuch "piojos" u
otomíes. Al parecer, el vocablo teenek indica una contracción de Te' Inik
(Te', "aquí", e Inik, "hombre"), que significa "los
hombres de aquí".
Localización
Los teenek
habitan en el noreste de la República mexicana, en la planicie costera que se
extiende por el norte de Veracruz y el oriente de San Luis Potosí. En
Veracruz se distinguen dos núcleos principales: uno alrededor de la ciudad de
Tantoyuca y otro en los municipios, cabeceras y rancherías o congregaciones
en la sierra de Otontepec.
La población
teenek veracruzana se localiza en los municipios de Tantoyuca, Tempoal,
Tantima, Chinampa de Gorostiza, donde viven también mestizos en las cabeceras
municipales; en Tancoco conviven con comunidades nahuas. En esta población,
así como en Chinampa, Chontla, Tantoyuca, Tempoal y Tantima la población
teenek rebasa el 50%, mientras que en Cerro Azul y Naranjos sólo una quinta
parte pertenece a este pueblo.
Infraestructura
En esta región
existen numerosos caminos interregionales, revestidos, brechas y caminos
vecinales que comunican a varias comunidades entre sí y que confluyen en las
ciudades importantes más cercanas.
Generalmente los
teenek se trasladan a pie, pues sólo utilizan vehículos para ir a ciudades
lejanas en caso de enfermedad, o en los días de plaza se desplazan en
camiones de carga de los mestizos.
Las cabeceras
municipales tienen servicio telefónico, correo y telégrafo, electricidad y
agua potable. La televisión y la radio son comunes, aunque pocos indígenas
pueden pagar las baterías requeridas.
En las rancherías
se alumbran con velas, mecheros de petróleo y leña. Obtienen agua de los
pozos y de los manantiales cercanos. El principal combustible para consumo
doméstico es la leña.
En las cabeceras
municipales y en varias comunidades existen centros de salud con capacidad
para atender sólo accidentes menores.
En la región se
imparte escolaridad desde el jardín de niños hasta la normal. En ciudades
importantes como Tantoyuca, Cerro Azul, Tuxpan, Poza Rica, Jalapa y Tampico
existen escuelas técnicas de nivel medio superior. Los municipios pequeños y
las congregaciones teenek sólo cuentan con primarias; en Amatlán y Tantoyuca
hay telesecundaria y secundaria, respectivamente. En Siloxúchil existe un
albergue indígena que imparte educación preescolar y primaria en huasteco.
Antecedentes
históricos
Antes de nuestra
era, los teenek compartían el territorio huasteco con los otomíes, los
totonacos y los tepehuas, por el sur y el suroeste; mientras que por el norte
y el noroeste se entreveraban con nahuas, guachichiles,
"magoaques", pames y otros grupos chichimecas. Por la toponimia,
sabemos que a lo largo del río Pánuco y otros asentamientos más al norte, en
la sierra de Tamaulipas, se hablaba teenek al momento de la conquista.
En el centro y el
sur de la Huasteca, núcleos importantes de teenek fueron nahuatizados por las
conquistas mexicas del siglo XV, además de migraciones nahuas a la Huasteca a
raíz de la caída de Tula.
En la parte baja
del Pánuco compartían algunos centros de población con grupos migrantes de
nahuas, con quienes establecieron alianzas para defenderse de los ejércitos
mexicas. Por su ubicación geográfica como salida al mar, los grupos de la
Huasteca fueron los más afectados en los primeros años después de la
Conquista, pues fueron objeto de numerosos abusos de los españoles. De 1523 a
1532 fueron sujetos de esclavitud para abastecer de mano de obra a las
Antillas. En esos diez años sucedieron dos rebeliones indígenas y fueron
asesinados 400 principales y 60 caciques indígenas. A partir de 1523 Cortés
repartió a los teenek en encomiendas.
A partir del
siglo XVI los cambios más notorios fueron la baja demográfica y el despojo de
tierras a las comunidades teenek, sobre todo en favor de los conventos
agustinos y de las autoridades civiles. Durante los siglos XVII y XVIII, el
cabildo indígena había ampliado sus funciones: distribuía y recolectaba el
tributo, pagaba las cargas impuestas por la Iglesia y era el responsable de
las tierras y bienes de la comunidad; además, representaba al común en los
pleitos agrarios y gobernaba al interior de la comunidad. Los indígenas
elegían al cabildo, pero no faltaba la interferencia del cura y de los
encomenderos que elegían a quien favoreciera sus intereses. Durante el siglo
XIX había extensas haciendas de particulares en las que se criaba ganado y se
cultivaba maíz. La producción de estas haciendas se basaba en la explotación
de la fuerza de trabajo de los indígenas despojados. Éstos trabajaban a
cambio de poder cultivar pequeños lotes con maíz, frijol, chile, camote y
algodón, indispensables para su subsistencia.
Lengua
La lengua
huasteca está clasificada en el grupo maya-totonaco, tronco mayense, familia
mayense, subfamilia yxu. El huasteco es la única lengua del grupo maya que se
encuentra separada geográficamente del resto de las lenguas de esta familia.
Este idioma no tiene diferencias dialectales.
Salud
Respecto al
proceso salud-enfermedad, en casi todas las unidades familiares se curan los
padecimientos menores. Los partos, la atención de la madre y del producto,
antes y después del alumbramiento, están a cargo de las parteras de las
comunidades. En caso de enfermedades como perder la sombra, mal de ojo, susto
y otras atribuidas a fuerzas sobrenaturales, a la envidia o a los
enfriamientos, se acude a los alumbradores, quienes diagnostican el mal a
través del fuego con una llama que pasan por todo el cuerpo. Se hacen limpias
y ofrendas a los seres de la tierra, de la montaña o de los caminos para
recuperar la fuerza, la sombra e incluso objetos y animales perdidos. Se
acude a la medicina institucional sólo en caso de gravedad; en general, no se
acude a las instituciones de salud por desconfianza o por sus altos costos.
Entre los teenek son frecuentes las enfermedades gastrointestinales, la
desnutrición y el alcoholismo.
Vivienda
Cuando se casan,
las mujeres van a residir con la familia del esposo, en cuyo solar se les
construye una casa habitación. La casa y el cultivo de maíz y de frijol se
hace por ayuda mutua entre familiares, vecinos y allegados.
Sus casas son
rectangulares, un extremo se utiliza como cocina, el otro se usa como sala y
dormitorio. La mayoría de ellas tienen un tapanco que sirve de almacén
agrícola y de enseres. El techo de palma está sostenido por otates y los
muros están estucados. Horcones de chijol, amarrados con bejuco o clavos,
forman el esqueleto de la estructura. El solar se cerca con alambre de púas o
con empalizadas de otate; fuera de la casa, en el solar, se construye una
letrina común.
En las cabeceras
municipales se suelen utilizar materiales industriales como tabique,
concreto, lámina de asbesto, varilla y cemento. Las casas céntricas y los
edificios institucionales están hechos con estos materiales.
Artesanías
La principal
materia prima con la cual elaboran sus artesanías los teenek es la palma
real, zapupe (agave furcroides trel.) y el barro. En el tianguis dominical de
Tantoyuca se dan cita artesanos comerciantes de varios pueblos: los de
Siloxúchil, San Lorenzo y Aquiche llevan morrales, sogas, mecates, fibra
limpia, estropajos, caronas para las bestias, pretales, mecapales y
redecillas.
En Chijolar se
hacen sopladores, abanicos, sombreros, asientos, petates y palmas tejidas
para el domingo de Ramos. Los de Chopopo llevan cazuelas, ollas y comales de
barro. Cada comunidad se especializa en uno o dos productos artesanales.
Territorio,
ecología y reproducción social
La Huasteca comprende
tres clases de clima tropical:
1) La sierra, que
corresponde a las estribaciones de la Sierra Madre Oriental entre la latitud
de Tuxpan y Tampico, entre los 800 y los 1 200 msnm; 2) los lomeríos
intermedios, entre el pie de monte y la costa del Golfo de México, que no
rebasa los 200 metros de altitud; 3) la franja o planicie costera (menos de
100 msnm), que se abre de sur a norte del río Cazones al río Pánuco.
Los teenek, con
los nahuas, los mestizos y la población negra, habitan en suaves lomeríos, la
sierra de Otontepec y una franja costera del norte de Veracruz. Los pueblos
de Tancoco, Amatlán, Tantima y Chontla reciben precipitaciones anuales de
entre 2 400 y 2 800 mm; Tantoyuca, Ixcatepec y Platón Sánchez reciben entre 2
000 y 2 200 mm. La temperatura oscila entre los 18 y los 24°C, con máximas de
40° en mayo y julio, y mínimas de 0°C entre noviembre y febrero.
Los teenek
subsisten con base en la producción de maíz, frijol y chile; su dieta la
completan con varios alimentos que obtienen por recolección y pesca. La
agricultura, las artesanías y el trabajo asalariado son la base económica de
la familia teenek, y se combinan en mayor o menor medida.
Tanto el equipo
agrícola, correspondiente a la agricultura de coa, como el artesanal para el
tejido del zapupe y la elaboración de la cerámica revelan una continuidad
desde la época prehispánica; es muy probable que también la organización de
las tareas específicas de dichas actividades provengan desde la época
prehispánica.
A pesar de
enormes dificultades, los teenek producen la mayor parte de los alimentos
vegetales para el mercado regional. En buena medida, la eficacia de su
sistema agrícola descansa en un clima ocasionalmente favorable y en la
organización del trabajo. Los sistemas agrícolas empleados en esta zona son
el de roza, plantaciones de monocultivos comerciales, sistemas
semitecnificados de temporal para la producción de alimentos básicos y otros
de mayor magnitud en el distrito de riego Pujal Coy. A principios de la
Colonia se introdujo la ganadería extensiva, que después de la agricultura es
la actividad de mayor importancia económica en la región.
La migración va
en aumento; los hombres adultos salen a trabajar en tareas agrícolas o
ganaderas, los jóvenes como obreros y empleadas domésticas que van a trabajar
por temporadas en algunas ciudades cercanas como Poza Rica, Tantoyuca,
Tampico, Naranjos y Cerro Azul, y algunas no tanto como la ciudad de México o
incluso hacia Estados Unidos. Algunos se establecen definitivamente en las
ciudades, desde donde envían dinero a su lugar de origen. Los jóvenes
migrantes regresan a su comunidad en los días festivos. Ellos son un factor
de cambio, pues aprenden comportamientos extraños a la comunidad. Algunos
migrantes regresan con el afán de mejorar las condiciones de su grupo y de su
comunidad y se convierten en líderes agrarios y profesionistas.
Organización
social
La agrupación
básica de los teenek es la familia. Las familias se agrupan por lazos de
sangre en solares que ocupan tres o más familias nucleares que se apoyan
entre sí. La obligación de ayuda mutua incluye a amistades y a compadres. Los
lazos familiares y de vecindad son la base de los grupos productivos y del
trabajo recíproco. La mujer teenek se distingue en la comunidad por guardar y
transmitir la cultura (lengua, medicina tradicional, elaboración de
artesanías, obtención de alimentos en el medio, etcétera), por ser activa en
materia política y por llevar la mayor carga de trabajo de la unidad
doméstica. En ocasiones ella es el pilar y la figura central del núcleo
familiar.
La mujer, en
ocasiones, es elegida por la comunidad para participar como autoridad civil
en las representaciones agrarias de las comunidades, con los jueces o
delegados municipales, y en las comisiones para asuntos de interés
comunitario. El sistema de cargos cívico-religioso ha desaparecido en el
norte de Veracruz, y actualmente de las cuestiones religiosas locales se
encargan grupos de individuos reconocidos por su participación. Al igual que
los "alumbradores" o curanderos teenek, los rezanderos descubren
sus facultades en un sueño, con un accidente personal o con alguna
incapacidad física. El cuerpo de rezanderos, los grupos de danzas y de las
velaciones en las iglesias son las autoridades paralelas más comunes; ellos
son los guardianes de la tradición teenek y se mantienen un poca al margen de
las autoridades civiles y religiosas.
En época de
siembra de maíz o frijol, la familia y los grupos de trabajo recíproco tienen
mayor convivencia y refuerzan los lazos sociales interfamiliares. La familia
en cuya parcela toca la ronda de trabajo colectivo ofrece una comida a los
participantes en la mano vuelta al terminar la jornada laboral. En la cosecha
se reparten cantidades variables del producto, de acuerdo con la importancia
social de cada trabajador.
Cosmogonía y
religión
Entre los teenek
las creencias, los mitos, las leyendas y los rituales se relacionan con el
cultivo del maíz. Los rituales al iniciar la siembra o la cosecha, las
ofrendas en las parcelas y en las iglesias o en el hogar, los lugares de
culto (la parcela, los cruces del camino, la sierra) se fundamentan en el
calendario agrícola, con algunos aspectos católicos o protestantes. La
naturaleza, la tierra, el agua, las cerros, la montaña, el río, los caminos o
las milpas están poblados de seres o guardianes que exigen respeto y
reciprocidad; el no cumplir con ellos propicia la pérdida de la salud
individual o la desgracia familiar o colectiva.
El centro de sus
prácticas y creencias religiosas gira alrededor de la planta del maíz, sus
condiciones de reproducción y de los trabajos que requiere. El maíz sirve
como principio rector, como eje de ordenamiento de la historia, de la
cosmogonía y de la vida cotidiana. Sin el maíz, an ithith, no se concibe la
historia, la fiesta ni la vida. La humanidad está hecha de maíz, por lo que
exige respeto a su alma, al Ipak, personaje que concentra historia, vida y
atributos de la planta y en consecuencia del grupo mismo.
Fiestas
Los teenek
comunican su historia y su relación con el medio a través de la danza. La
danza de la Malinche es la interpretación de la Conquista; otras danzas son:
de los Negros, del Gavilán, de la Rama de Navidad; también realizan bailes
escolares en las fiestas cívicas.
Las fiestas más
importantes en la Huasteca, incluidas las que celebran los teenek, son la del
Carnaval, la del santo patrono y la de muertos. Estas festividades están
íntimamente relacionadas con la agricultura y la alimentación y su contenido
prehispánico se hace manifiesto en las peticiones de lluvia y acción de
gracias por buena cosecha. La fiesta se acompaña con danzas, comidas
especiales y bebidas alcohólicas, como cerveza y aguardiente.
Relaciones con
otros pueblos
Desde sus
orígenes, la Huasteca ha sido un espacio multiétnico. La interacción entre
los diversos grupos propicia intercambio comercial, alianzas matrimoniales y
políticas, enfrentamientos, etcétera. Los teenek de Veracruz conviven con
nahuas y mestizos. Hacia los nahuas hay cierta consideración de igualdad,
manifiesta en los convenios laborales y en el trato cotidiano; con ellos
comparten un patrón cultural, una mezcla de rasgos mesoamericanos e hispanos,
como el culto del maíz; se diferencian en el diagnóstico de las enfermedades
con el uso del fuego, la fabricación de artesanías con zapupe, la expresión
dancística, el idioma propio, el uso de la palma real, el páscal como
platillo festivo y el acabado de la cerámica. Con los ejek (mestizos) las
relaciones son desiguales, sin importar el ámbito en que se den; con ellos se
enfrentan a la explotación económica, la discriminación social y el dominio
político, tanto en la autoridad civil como también en la religiosa y en la
militar.
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4.- POPOLUCAS |
Del nombre
Popoluca es un
vocablo nahua que significa extranjero. Se llaman a sí mismos hijos de
Homshuk, el dios del maíz, y se aceptan más como popolucas que por el término
nativo de núntaha'yi o el de anmati, palabras que denotan su filiación
lingüística. Este pueblo indígena nativo de Mesoamérica, tiene una extensa y
compleja historia de interacciones y relaciones con otros grupos. Han sido
llamados olmecas, zoquepopolucas y mixe-popolucas.
Localización
Los popolucas
habitan en los municipios de Acayucan, Hueyapan de Ocampo, Mecayapan, Pajapan
y Soteapan, ubicados en la región sur del estado de Veracruz, aunque llegaron
a abarcar parte del estado de Tabasco. La región istmeña donde se localizan
se encuentra en la zona fronteriza con el estado de Puebla, entre la división
de la Meseta Central-Río Papaloapan y el Altiplano del sureste. La ubicación
estratégica del istmo como corredor intercultural, y el asentamiento de
popolucas a pesar de las presiones étnicas de nahuas por un lado y de
totonacas y zapotecos por el otro, descartan la injerencia hegemónica de la
Meseta Central o la del sureste. Los asentamientos popolucas siguen las redes
fluviales que alimentan al Papaloapan hasta sus propias márgenes ribereñas.
Queda claro que
si bien los popolucas se concentraron en la región istmeña que sirvió de
asentamiento de la cultura olmeca, el espacio siguió siendo corredor
interétnico e intercultural entre mayas y mexicas, privilegiando en sus
rasgos culturales al náhuatl en el campo idiomático y la identidad de la
lengua zoque-maya.
Infraestructura
La región
habitada por los popolucas cuenta con una gran vía férrea que funciona desde
principios de siglo, y se complementa con la apertura de la red carretera en
los años cincuenta. La carretera en operación México-Veracruz-Coatzacoalcos
funciona con ramales a diferentes localidades con población popoluca
residual, en los municipios de Chinameca y Oteapan.
Las carreteras
principales son: la México-Veracruz-Coatzacoalcos que comunica a los
municipios de Acayucan, Hueyapan de Ocampo, Oluta, Texistepec, Chinameca y
Oteapan; y la de Coatzacoalcos-Salina Cruz que articula a los municipios de
Acayucan y Sayula de Alemán; un entronque de terracería de la carretera Costera
del Golfo a 40 kilómetros de Acayucan accede a las localidades popolucas de
Hueyapan de Ocampo y Soteapan. El entronque pavimentado de Oteapan brinda
acceso adicional a Chinameca y a Soteapan.
Los municipios
con mayor porcentaje de hablantes de popoluca son Hueyapan y Soteapan.
Antecedentes
históricos
Los popolucas en
la zona del Istmo y del Altiplano del sureste tuvieron una fuerte relación
con los nahuas. Durante el periodo posclásico, la avanzada nahua se proyectó
hacia América Central, dejando una significativa presencia en la región
istmeña; estos movimientos trajeron la nahuatlización de ciertas poblaciones
popolucas como Pajapan.
Los alcances
económicos, lingüísticos y culturales de las rutas y circuitos comerciales,
entre los cuales se enclavaron las poblaciones popolucas, trajeron la
diversidad y variantes lingüísticas del popoluca y del propio náhuatl del
Istmo. El entorno ecológico y las características de los patrones de
asentamiento que le corresponden desde tiempos de la cultura olmeca, indican
la existencia de poblaciones dispersas y con baja densidad demográfica de
cada asentamiento.
El intercambio
comercial favoreció, en perspectiva, la nahuatlización popoluca, en un área
donde se veneraba a la deidad que presidía los intercambios: Yacatehcutli, y
que durante la Colonia fue sustituido por los cristos negros. La diversidad
étnica se iba afirmando en el espacio istmeño, sin afectar las hegemonías que
cada grupo lograba imponer a las que quedaban bajo su control territorial.
Durante la época
colonial, la política de congregación de los pueblos indios en la región
istmeña, reforzó la nahuatlización de algunas comunidades popolucas. En 1599
existían varios poblados en los que los varones hablaban náhuatl y las
mujeres popoluca.
La diversidad étnica
se hizo compleja a partir del contacto colonial con la trata de esclavos
negros, complicando las relaciones interétnicas de los popolucas.
Durante la época
independiente fueron colonizados por un grupo de inmigrantes franceses los
municipios de Acayucan, Huimanguillo y San Andrés Tuxtla.
En el siglo XX se
han presentado diversos movimientos poblacionales de los popolucas, que
originaron la fundación de nuevos pueblos. La segmentación de los popolucas
se da en el marco de un contexto creciente de localidades mestizas, aunque a
nivel local mantienen un carácter compacto, expresado en su configuración
barrial (Soteapan) o de manzana (Sayula). El reconocimiento popoluca de la
diversidad étnica del espacio regional, aparece refrendado tanto por la
historia regional como por su propia experiencia de lucha por la tierra,
aproximándolos en sus demandas formuladas por las poblaciones nahuas.
Lengua
La lengua
popoluca se ubica dentro del grupo maya-totonaco, tronco mixcano, familia
mixeana a la que pertenece también el zoque. Tanto su vertiente mixe-popoluca
como zoque-popoluca, nos remiten a antiguos nexos lingüísticos y culturales
con el sureste del país, es decir, con el área mayense. En realidad, se
trataría de cuatro lenguas distintas pero emparentadas: los popolucas de
Soteapan y Texistepec hablan una vertiente "zoqueana" relacionada
con el zoque de Tabasco, Chiapas y Oaxaca, mientras que los popolucas de
Sayula y Oluta hablan la variante "mixeana", vinculada a los
dialectos del mixe oaxaqueño.
Actualmente, los
municipios de Hueyapan y Soteapan aparecen como los dos principales polos de
reproducción idiomática del popoluca en sus variantes mixe y zoque, bajo el
contexto de un acentuado y creciente bilingüismo.
Vivienda
Los matrimonios
popolucas recién casados viven en la casa de los padres del novio. Cuando se
logra alcanzar la independencia económica, generalmente se levanta la nueva
vivienda junto a la del padre.
Por lo regular
las viviendas popolucas se destacan por sus prototipos rústicos,
tradicionales en sus formas, distribución y materiales. Los techos de las
casas son, en general, de hojas de palma en las zonas bajas, mientras que en
la sierra utilizan el zacate. Ya para la década de los ochenta se presentaron
los primeros techos de lámina de asbesto y de zinc. En las zonas bajas las
familias utilizan preferentemente láminas industriales debido a las
condiciones atmosféricas, de temperaturas extremosas en el interior de las
viviendas, diferenciándose de las viviends hechas de materiales
tradicionales, que son más frescas. En el mismo sentido se encontró que las
paredes construidas con tablas fueron sustituyéndose por otros materiales. En
la actualidad las viviendas popolucas conservan el piso de tierra. Uno de los
aspectos tradicionales en este tipo de viviendas es que presentan la
separación tradicional del tapanco, para el almacenamiento de granos y
dormitorio de los infantes. Otra de las características es la paulatina
reducción en el espacio de las viviendas.
Artesanías
Son pocas las
artesanías que fabrican los popolucas y éstas son para uso doméstico. En
algunas regiones hacen tejidos de fajas y delantales, cántaros, comales y
cazuelas de barro, además de algunas redes para la pesca y hamacas.
Territorio,
ecología y reproducción social
La región istmeña
de Veracruz se caracteriza por un espacio relativamente plano, que comienza a
ser interrumpido por las estribaciones serranas que corresponden al sistema
montañoso de los Tuxtlas, y se asigna como su punto más alto el volcán de San
Martín, con una altitud de 1 764 metros. La franja montañosa ocupada por los
popolucas, es conocida como la Sierra de Santa Martha, y en ella se ubica de
manera destacada la población de Soteapan a 499 msnm. Por su lado, Sayula se
ubica en la zona más plana a 138 metros de altitud.
A los popolucas,
al igual que a los nahuas istmeños, les tocó vivir un largo proceso en que la
región se transformó al ritmo de la explotación económica traída por los
colonizadores: cacao, tabaco, ixtle, madera, café, ganadería, caña de azúcar
y petróleo, que ejercieron una acción depredadora irreversible sobre un
entorno ecológico de gran riqueza y diversidad biótica. Pero estos ciclos
económicos que marcan la historia económica regional, deben ser vistos en su
tenor tendencial, ya que a nivel local o municipal, existen variantes por
considerar, en el análisis particular de un área.
Todavía en la
actualidad, las descripciones realizadas sobre el entorno natural en que
habitan los popolucas, indican que la gran fractura ecológica, sin lugar a
dudas, se presenta asociada a la expansión petrolera a fines del siglo XIX, a
la ampliación y modernización de las vías de comunicación y a la nueva
expansión ganadera que se ha desarrollado a lo largo del siglo XX. En el
transcurso de un siglo, el colapso forestal se ha hecho evidente.
Contribuyeron a ello tanto la demanda de madera para las obras del
ferrocarril, como los crecientes pedidos de material de construcción de
viviendas en las principales ciudades mestizas y la tala inmoderada para
fines de exportación.
La deforestación
se asumió como el principal símbolo de la modernidad capitalista; tras ella,
la expansión de los cultivos y la ganadería comercial se potenciaron a un
ritmo ascendente, que a su vez se multiplicó con la explotación petrolera. El
colapso forestal y de la flora en general, trajo aparejada la depredación de
la fauna. La caza del venado se incrementó al ritmo de la demanda mestiza en
las estaciones del ferrocarril, terminando de fracturar su capacidad de reproducción
y rompiendo los propios ciclos prescriptivos que regulaban su caza en las
comunidades popolucas.
Debido a un
proceso de transformación de la actividad productiva, que pasó de la
agricultura a la ganadería en el istmo veracruzano, el espacio popoluca también
se ha transformado. Se ha contraído la producción maicera en favor de los
cultivos forrajeros y comerciales.
Los ejidatarios
popolucas se han visto obligados a rentar sus tierras a los ganaderos
particulares o a los ejidatarios que no se dan abasto con sus superficies de
pastura, por lo que muchos de ellos dependen, a través del sistema de
aparcería de los ganaderos y caciques locales. Sin embargo, la agricultura
sigue siendo una actividad importante para la economía popoluca. Los cultivos
más importantes son el maíz, el frijol, el ajonjolí, el arroz y árboles
frutales, además de los cultivos comerciales como el café y la caña de
azúcar. La caza y la pesca, dependiendo de la zona de asentamiento,
complementan el sustento.
Organización
social
La organización
básica de los popolucas es la familia nuclear. En general practican la
monogamia y son escasas las familias en donde el hombre tiene dos o más
esposas y vive con ellas en la misma unidad doméstica.
Generalmente, los
matrimonios se llevan a cabo a temprana edad. En la zona serrana, cuando el
varón desea casarse le comunica a su padre la noticia y éste envía a un
"embajador", que sirve de intermediario ante los padres de la
novia.
Se realizan un
mínimo de cuatro visitas y un máximo de 25, durante las cuales el joven lleva
regalos a sus futuros suegros y se acuerda lo que vendría a ser el "acta
de entrega" para adquirir el compromiso de legitimidad matrimonial,
independientemente de la ceremonia civil o religiosa. La celebración
matrimonial dura de dos a tres días y en ella abunda la comida y la bebida.
Durante los
primeros años del matrimonio, los hijos viven con sus padres y generalmente
construyen sus casas en el solar de la vivienda paterna.
Las unidades
familiares reflejan la dinámica interétnica regional. En las zonas de mayor
interacción popoluca-mestiza y popoluca-nahua encontramos familias
culturalmente mixtas. Los mestizos optan por mujeres popolucas y los varones
popolucas se casan con mujeres nahuas.
El
compadrazgo-padrinazgo se articula al ritual funerario y a las creencias
sobre la vida ultraterrena, ya que es el ahijado quien debe colocar en la
mano derecha del padrino fallecido, una vela para que se alumbren en el
camino de la otra vida.
Los lazos de
parentesco y compadrazgo generan relaciones de solidaridad y ayuda mutua,
participando en esta última los amigos y vecinos.
Además, se
realiza la fajina o faena el sábado y el domingo, cuando los adultos trabajan
en las labores comunitarias.
Cosmogonía y
religión
A pesar de la
mayoría católica, los popolucas mantienen algunas ceremonias de origen
prehispánico, con relación a las actividades agrícolas, la caza y la pesca,
venerando al Huracán, el dios del viento y a Homshuk, el dios del maíz, y a
otras deidades menores. El impacto que la hegemonía de la cultura regional y
nacional han tenido en el universo popoluca también se refleja en la
cosmovisión de este pueblo, en donde las deidades tutelares se ven inmersas
en una serie de nuevas oposiciones simbólicas; por ejemplo, en una nueva
versión del mito de Homshuk, este héroe popoluca se enfrenta con éxito a un
toro.
Existe la
creencia de que el alma de toda persona al morir, debe cruzar un río de
sangre, "guiada" o montada en un perro negro, por lo que se debe
poseer uno de estos animales, los que alcanzan un alto valor. La ceremonia
mortuoria tiene lugar a los 21 días del fallecimiento, tiempo necesario para
llegar al destino final.
Fiestas
Las fiestas
popolucas están marcadas por el santoral y el calendario católico, aunque
algunas fiestas cívicas han ido ganando terreno, como el 16 de septiembre y
el 20 de noviembre. De alguna manera las celebraciones se ajustan al ciclo
agrícola y a los ritos de propiciación y renovación. Las celebraciones
principales son las de Navidad y las de Pascua, además de la tradicional
Danza de la Malinche. En cambio, en Sabaneta la fiesta se asocia con el
eclipse de luna y se baila para que no se afecten las siembras.
Relaciones con
otros pueblos
Las redes de
interacción entre los mixe-popolucas y los zoque-popolucas no han sido
debidamente investigadas; sin embargo, existen indicios de una sostenida
interacción económica y simbólico-cultural. El trueque entre Sayula y
Soteapan es un ejemplo de ello.
Habría que
agregar a esto las redes de intercambio entre los popolucas de Soteapan y los
nahuas y mestizos de Pajapan. Algunos comerciantes de esta última población
han aprendido términos popolucas propios del habla comercial, tales como
saludos, y establecido lazos de compadrazgo con algunos jefes de familias
popolucas de Piedra Labrada.
La identidad
popoluca se reproduce y reafirma en una diversidad étnica regional. La Danza
de la Malinche, ejecutada por los cuadros popolucas de San Fernando y Sayula
fuera de su espacio intraétnico, así como las peregrinaciones a los Tuxtlas y
la revitalización de los jaraneros popolucas, explicitan esta dialéctica de
la identidad popoluca en la compleja diversidad istmeña.
Debido a su
ubicación geográfica, los popolucas mantienen relaciones sociales y
comerciales con los pueblos vecinos, es decir, con las comunidades nahuas del
estado y con algunos pueblos de Oaxaca y Puebla.
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